El juego constituye un elemento básico en la vida de un niño, que además de divertido resulta necesario para su desarrollo
El “Veo veo” es un juego tradicional que consiste en hacer adivinar al otro lo que uno está mirando. De esta manera, el juego parte de la premisa que no todos observamos lo mismo, que uno fija la atención en cierto elemento y el otro probablemente reparará en otro distinto. Este “Veo veo” en particular, agrega una variante interesante a la lógica de este juego: no solo observamos cosas distintas, sino que frente a un mismo objeto, percibimos cosas diferentes.
Lo que para mí es un simple triángulo, para ti puede ser una montaña; lo que según tú es una luna llena, para mí es un círculo y donde tú ves una ventana, yo sólo observo un cuadrado. En definitiva, hay dos formas de mirar, una simple y otra compleja y ambas son correctas y complementarias. Aquel que observa con simpleza la vida, necesita de la mirada más compleja de un amigo que lo ayude a ampliar su horizonte, en cambio el que suele ser más complejo y abstracto, requiere de la mirada simple y llana para sopesar y aterrizar.
En este cuento, esos dos puntos de vista complementarios están personificados por un ratón, quien posee una mirada convencional, y un oso que tiene una imaginación poderosa. A primera vista, un oso y un ratón no pueden ser amigos, sin embargo, este cuento nos demuestra lo contrario: a pesar de nuestras diferencias, podemos convivir en armonía, solo es necesario que respetemos la visión particular con que cada uno observa y analiza al mundo.